El cáncer de riñón es el quinto más frecuente en Argentina, con más de 5000 nuevos casos detectados en 2020, afectando principalmente a los hombres. Esta enfermedad es conocida por ser silenciosa, ya que en sus primeras etapas no suele presentar síntomas. De hecho, la mayoría de los diagnósticos tempranos se realizan durante estudios de rutina, como ecografías o resonancias magnéticas, llevados a cabo por otras razones médicas. La detección temprana del cáncer de riñón es fundamental, ya que puede aumentar significativamente las posibilidades de éxito en los tratamientos.

Factores como la obesidad, el tabaquismo, la hipertensión y el consumo excesivo de alcohol aumentan notablemente el riesgo de desarrollar esta patología. Los hombres con obesidad tienen un 25% más de probabilidades de padecer cáncer de riñón, mientras que en las mujeres el riesgo es del 22%. En casos de obesidad severa, este riesgo puede llegar a aumentar hasta en un 120%. Los expertos recomiendan evitar estos hábitos de riesgo y fomentar una vida saludable con actividad física regular, ya que esto no solo ayuda a controlar el peso y la tensión arterial, sino que también refuerza el sistema inmunológico.

El tratamiento del cáncer de riñón varía según la localización y el tamaño del tumor, pero generalmente implica una intervención quirúrgica. Dependiendo de la etapa de la enfermedad, se puede extirpar el tumor, una parte del riñón o el órgano completo. Las técnicas quirúrgicas disponibles incluyen cirugía abierta, laparoscópica o, en los casos más avanzados, cirugía robótica. La prevención sigue siendo clave: los chequeos anuales y la adopción de hábitos saludables pueden reducir sustancialmente el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Nota al Dr. Sebastián Gómez, médico uro oncólogo.

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