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El virus del Papiloma Humano (HPV) es actualmente la enfermedad de transmisión sexual más común en el mundo. Se estima que afecta entre el 1 y el 2% de la población sexualmente activa, aunque la cifra puede ser mayor si se consideran las infecciones subclínicas. Su transmisión se produce principalmente a través del contacto sexual, tanto genital como oral. Aunque muchas infecciones son asintomáticas y se resuelven espontáneamente, en los últimos años se ha observado un aumento de casos de HPV en hombres de mediana edad. Esto se debe a cambios en los hábitos sexuales y a la disminución progresiva de la inmunidad adquirida con los años.
Periodo de incubación y síntomas
El período de incubación del HPV varía generalmente entre 1 y 3 meses, aunque en algunos casos puede extenderse hasta los 6 meses. El síntoma más visible suele ser la aparición de verrugas genitales, que pueden presentarse en el glande, el escroto, la región perianal o incluso en la boca, en casos de sexo oral. Sin embargo, el virus también puede permanecer latente en las células epiteliales durante largos períodos. Esta latencia dificulta su detección y permite que la infección persista sin manifestaciones clínicas. Se estima que hasta el 40% de las infecciones por HPV pueden ser subclínicas, es decir, sin signos visibles, lo que favorece su transmisión inadvertida.
Prevención: vacunación y preservativo
La vacuna contra el HPV fue aprobada por la FDA en 2006, y en Argentina se incorporó al Calendario Nacional de Vacunación Obligatorio en 2011. Se recomienda su aplicación a partir de los 11 años, tanto en varones como en mujeres, y es una herramienta eficaz para reducir la incidencia de infecciones y prevenir el desarrollo de ciertos tipos de cáncer relacionados con el virus. El uso de preservativos también contribuye a reducir el riesgo de transmisión. Sin embargo, no garantiza una protección total, ya que el virus puede encontrarse en zonas no cubiertas por el preservativo.
Tratamiento de las verrugas visibles
Las verrugas genitales pueden tratarse con productos tópicos autoadministrados como podofilina o imiquimod, que actúan destruyendo las lesiones. Además, existen tratamientos médicos realizados por profesionales, como la crioterapia (congelación), la electrocauterización y la cirugía láser. Una de las principales dificultades del tratamiento es la alta tasa de recurrencia, ya que el virus puede permanecer activo en tejidos cercanos. Por esta razón, se recomienda un enfoque integral en el cuidado médico, que incluya controles periódicos y seguimiento de la evolución.
Importancia del diagnóstico y la educación
La conciencia sobre el HPV y el acceso regular a controles médicos son claves para prevenir complicaciones. Si bien muchas infecciones no generan consecuencias graves, el HPV puede derivar en enfermedades serias como el cáncer de pene en los hombres y el cáncer de cuello uterino en las mujeres. Por ello, la educación sexual integral, la vacunación temprana y las campañas de concientización son pilares fundamentales en las estrategias de salud pública orientadas a la prevención de esta infección viral de alto impacto.
Note Dr. Horacio Sanguinetti, medical specialist in urology.
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